La nube en el punto de mira de la crisis energética

La start-up con sede en Microcity comercializa desde finales de septiembre una plataforma que permite a las empresas medir su huella informática.

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Delphine Seitiée coordina y dirige la red TIC Alp.
Esta plataforma ayuda a las PYME de la Suiza francófona a comprender los retos y las oportunidades de la transformación digital.
En noviembre, la Secretaria General de Alp ICT e Ivan Mariblanca Flinch, fundador de la start-up Canopé, junto con miembros del comité científico de INR CH, publicarán el primer estudio sobre responsabilidad digital.

Mark Henley

Los centros de datos representan el 3,6% del consumo eléctrico de Suiza. Con el Consejo Federal recomendando medidas para evitar la escasez este invierno, ¿cómo puede este sector ávido de energía reducir sus facturas sin obstaculizar sus servicios?

La crisis energética está en el centro de los medios de comunicación, la política y la economía.
Y con ella, el fantasma de la escasez de electricidad este invierno, cuyo alcance aún no conocemos muy bien.
Ha llegado el momento de buscar ahorros y acumular reservas para no quedarnos helados dentro de dos o tres meses.
El Consejo Federal también ha intensificado sus llamamientos para reducir el consumo de energía.

Aunque todos los sectores se ven afectados, hay uno especialmente sensible: las TI.
En una sociedad digitalizada, en la que dependemos casi por completo de las herramientas digitales, ¿cómo podemos reducir el consumo en un sector muy intensivo en energía sin obstaculizar el buen funcionamiento de la economía y los servicios?
¿Qué pasa con la situación en caso de cortes de luz prolongados, y cómo intentan los agentes del sector hacer frente a las dificultades del invierno?

En Lausana, Florian Koeppli es responsable para Suiza de Nutanix, la empresa estadounidense de software en la nube: «Es muy frustrante tener que encontrar soluciones con tanta prisa», lamenta. La Confederación debería haber tomado la iniciativa, porque el problema del consumo de energía en nuestro sector se conoce desde hace años. Sólo los centros de datos producen tanto CO2 como toda la aviación mundial.

Centros de datos que consumen mucha energía

Los centros de datos consumen mucha energía.
Según un estudio de la Oficina Federal Suiza de la Energía, consumirán unos 2,1 teravatios hora en 2019.
Eso supone el 3,6% del consumo eléctrico de Suiza.
Esta cifra incluye también los centros de datos internos de las empresas, que no disponen necesariamente de un suministro eléctrico de emergencia.
Sin embargo, «el potencial de ahorro energético de los centros de datos es mucho mayor de lo que imaginamos», insiste Florian Koeppli.
¿Cuáles?

El responsable suizo de Nutanix utiliza una analogía automovilística: «Tomemos un Porsche Panamera que consume 12 litros a los 100 y un Citroën que consume 6. El primero no es contaminante si voy con cuatro personas dentro en vez de ir solo. El primero no es más contaminante si voy con cuatro personas dentro en vez de conducir solo. Lo mismo ocurre con los centros de datos. Hay que poner en común el espacio y los recursos. El otro punto es sensibilizar a la opinión pública: «La gente se da cuenta de la contaminación que genera un vuelo de EasyJet a Barcelona. No tienen ni idea de la contaminación que genera un día de Netflix, porque está en la nube. Pero una simple búsqueda en Google equivale a 1 gramo de CO2.

Algunos actores son más codiciosos que otros.
Las start-ups y empresas activas en criptodivisas no son una excepción.
Emitir monedas virtuales requiere ordenadores con una potencia de cálculo cada vez mayor.
¿Pero a qué coste energético?
En Ginebra, Federico Cruz es cofundador de Crysec, una start-up especializada en criptomonedas creada en 2021: «Se trata de tecnologías extremadamente intensivas en energía. Sin embargo, el mundo de las criptomonedas no ha esperado a la crisis actual para trabajar en alternativas más respetuosas con el medio ambiente.»

Producción de bitcoin con alto consumo energético

Según Federico Cruz, la cuestión clave reside en la elección de la moneda virtual: «La producción de bitcoin, por ejemplo, es una de las que más energía consumen, simplemente porque su emisión requiere una inmensa potencia de cálculo. Pero otras monedas virtuales se emiten de otra forma, sin necesidad de potencia de cálculo. Es el caso de Hedera Hashgraph y Solana. Estas dos monedas tienen un coste energético cercano a cero», insiste Federico Cruz. Nuestra misión es, por tanto, migrar nuestras soluciones a estas monedas y dar a conocer esta alternativa a nuestros clientes.

En Delémont, Yannick Guerdat también es optimista, pero mantiene la cautela.
El director de Artionet, agencia especializada en la creación de sitios web y plataformas de comercio electrónico, está afinando su plan de batalla en caso de cortes de electricidad este invierno: «Todos los datos de nuestros clientes están alojados en centros de datos equipados con generadores. Pueden durar veinticuatro horas. En cambio, va a ser mucho más complicado para nuestros clientes cuyo ERP funciona en servidores internos.

A modo de recordatorio, un ERP es un software utilizado para gestionar todos los procesos internos de una empresa.
Por ejemplo, la gestión de los recursos humanos, la contabilidad y la gestión financiera, pero también las ventas, la distribución, las compras y el comercio electrónico: «En caso de avería, el cliente no podrá recibir pedidos ni gestionar la logística».

En los grandes proveedores de servicios en la nube, como Infomaniak, todos los centros de datos están equipados con generadores ultraseguros.
El quebradero de cabeza en caso de cortes de electricidad es otro: «Tenemos que ofrecer soluciones a nuestro personal para que pueda conectarse a Internet. En caso de grandes cortes de electricidad -continúa Boris Siegenthaler-, tendrán que conducir hasta las afueras de nuestros centros de datos alimentados por generadores para trabajar.

Boris Siegenthaler ve el vaso medio lleno: «El precio de nuestra electricidad está congelado hasta 2024. Eso supone unos costes anuales de alrededor de 1 millón de francos suizos.
«El hecho de que los precios de la energía estén subiendo hace que las energías renovables sean competitivas.
En el futuro ecobarrio de La Chapelle-Les Sciers, en Plan-les-Ouates (GE), Infomaniak está construyendo su nuevo centro de datos, donde toda la energía consumida se reciclará en forma de calor, lo que permitirá calentar 6.000 hogares a finales de 2023.
Una prueba de que la informática puede ser resistente y responsable.

Empresas suizas contaminantes

Delphine Seitiée e Ivan Mariblanca Flinch también trabajan en este campo. El primero es Secretario General de Alp ICT, la plataforma de promoción digital de la Suiza francófona. El segundo es el fundador de Canopé, una start-up suiza que mide la huella medioambiental de los sistemas informáticos de las organizaciones (véase PME, octubre de 2022). Junto con los miembros del comité científico del INR CH, han realizado el primer estudio suizo sobre lo digital responsable, que se publicará en noviembre. Sus conclusiones son implacables: las empresas suizas son grandes contaminadoras digitales.

A modo de comparación con Suiza, Ivan Mariblanca Flinch cita el estudio realizado en Francia. Según la empresa, el consumo digital de un empleado durante su jornada laboral genera 265 kg de CO2. Consume el equivalente a 47 bombillas de 25 W en un día en la oficina. Peor aún, el 25% de los programas y aplicaciones adquiridos por las empresas no se utilizan nunca. Del resto, el 70% está infrautilizado. «Esto representa un despilfarro de 16.000 millones de francos al año en Europa», afirma Delphine Seitiée.

El 19 de julio, el termómetro de Londres marcaba 40°C. Una ola de calor que provocó la caída de algunos servidores de Google y Oracle por culpa del aire acondicionado: «Con el calentamiento global, y la escasez de agua y electricidad, estos sucesos van a ocurrir más a menudo», advierte Ivan Mariblanca Flinch. Así que tenemos que reducir la huella digital de nuestras empresas, por ejemplo, limitando el número de pantallas o instalando 5G donde sea imprescindible. Vamos a tener que tomar decisiones. Ya no podemos limitarnos a abrir el grifo y dejar correr el agua».

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